jueves, 9 de febrero de 2012

El violinísta

Les prometo que nunca he creído en los espíritus, ni en fantasma, en nada sobrenatural, era de las que decía que eran bobadas, para entretener a los niños o para sacar dinero a los supersticiosos. Pero tras lo ocurrido la semana pasada, he empezado a replanteármelo.

La música comenzó hace un mes, a las 8 de la mañana empezaba esa suave y envolvente melodía de violín con la que me levantaba, seguía cuando me iba, y permanecía cuando volvía del trabajo, siempre triste, siempre lenta, finalizaba a las 12 de la noche, hasta la siguiente mañana, sin retrasarse jamás.

El primer día que tuve libre, un sábado, quise averiguar de dónde venía esa música, tenía curiosidad por saberlo, necesitaba saber quién tocaba así, quién transmitía tanto.

Bajé por el pasillo, escuché puerta tras puerta, hasta averiguar de dónde venía esa música, hasta que estuve segura de que era el piso de debajo de mí casa, debió haberse mudado hace poco, pues esa casa estaba en venta.

Decidí sentarme en el pasillo a esperar a que saliera, pero al final cedí y volví a casa, la música continuaba, llegue a pensar que era la radio, o quizás un CD, pero aún así, alguien debía ponerlo y quitarlo.

Bajé al día siguiente y permanecí sentada en la escalera, esperando a que saliera. Todos los fines de semana a lo largo del mes, hacía lo mismo hasta que no aguantaba más y volvía a casa.

El último domingo del mes, harta de esperar a que alguien saliera, llamé a la puerta, nadie contestó, llamé durante algo más de diez minutos, pero ni la música paró, ni obtuve respuesta. Por última vez, volví a casa.

Sobre las diez de la noche, unas horas más tarde de mi vuelta a casa, escuché un grito, la música paró, y comencé a escuchar golpes en su lugar, como si alguien se estuviera peleando, sin atreverme a bajar, llamé a la policía.

La pelea continuó hasta poco antes de que llegara la policía. Les conté todo lo que había pasado, pero cuando fueron al piso de la pelea y la abrieron tirándola abajo, por no obtener respuesta, el piso estaba vacío, no había ni personas, ni muebles, nada.

Decidieron hablar con el portero, hacía más de un año que no vivía nadie ahí, desde que un famoso violinista del conservatorio de Madrid, fue brutalmente asesinado, en ese mismo piso.

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